Una intervención ginecológica de rutina terminó en tragedia en Riohacha, dejando como saldo la muerte de Kendry Cárdenas, una joven madre de 27 años, oriunda del barrio San Martín de Porres, quien deja dos hijos menores de edad y a un esposo exigiendo respuestas.
El procedimiento fue realizado en un quirófano alquilado por Profamilia dentro de una clínica habilitada en la capital de La Guajira. Aunque ocurrió en una institución médica, esta se desligó completamente del caso, asegurando que su única relación con Profamilia fue el alquiler del espacio quirúrgico.
La intervención, identificada como una desconexión de matriz, se llevó a cabo el sábado. Según versiones preliminares, durante la operación el médico tratante habría perforado accidentalmente el intestino delgado de la paciente. El daño pasó desapercibido y Kendry fue dada de alta sin una evaluación adecuada del cuadro clínico posterior.
Con el paso de las horas, su estado de salud se agravó. Sus familiares, al notar signos evidentes de deterioro, la trasladaron de urgencia a otra clínica, donde los médicos, al intervenirla, descubrieron la lesión intestinal y confirmaron que ya sufría de peritonitis. Pese a los esfuerzos, la joven falleció cerca de las 11:30 de la noche del martes.

El caso ha causado conmoción en la ciudad. La familia denuncia no haber recibido explicaciones claras ni por parte de Profamilia ni de la clínica donde ocurrió el procedimiento. El silencio institucional solo ha alimentado la indignación de la comunidad, que exige claridad sobre lo sucedido.
¿Quién operó a Kendry? ¿Quién supervisó el procedimiento? ¿Por qué se ignoraron los signos de una complicación tan grave? ¿Y por qué nadie parece asumir responsabilidad?
El cuerpo de la joven será sepultado este jueves en el cementerio Nuestra Señora de los Remedios de Riohacha, mientras su caso se convierte en una bandera para exigir controles más estrictos en la prestación de servicios de salud tercerizados.